La iglesia en la encrucijada, de Francesc Torralba, que ha escrito otros libros como Inteligencia espìr...

La iglesia en la encrucijada, de Francesc Torralba, que ha escrito otros libros como Inteligencia espìritual en los niños o Discernir entre el bien y el mal, es una reflexión incisiva e informada sobre el legado de Ratzinger, su histórica renuncia y los retos del papa Francisco y de la Iglesia. La iglesia en la encru cijada opera a modo de evaluación de emergencia, realizado por un autor de toda solvencia, sobre lo que ha dado de sí el papado de Benedicto XVI. Una obra que sin ser una crítica feroz a la institución no rehúye ninguno de los retos a los que debe hacer frente la Iglesia en los próximos años. Torralba es uno de los pocos españoles que conoce el Vaticano desde dentro, ya que es miembro del Consejo Pontificio de Cultura de la Santa Sede, y tiene una presencia constante en los medios de comunicación como experto en temas eclesiales. Este libro, clasificado en la materia cristianismo, incluye una parte de análisis de la Iglesia actual y otra de análisis del nuevo papa. La noticia sorprendió a propios y a extraños: Benedicto XVI renunciaba, en plenitud de facultades, a ejercer el ministerio petrino. Después vino el cónclave y, finalmente, el 13 de marzo de 2013, la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano y también el primer jesuita, que escogió el nombre de Francisco. Lo que se propone este ensayo, que llega poco después de la proclamación del papa Francisco, es, por un lado, exponer el legado intelectual del magisterio pontificio de Benedicto XVI, sus mensajes, de gran profundidad y hondura filosófica, que no siempre han sido correctamente interpretados y los grandes ejes de su pensamiento. Por otro, se trata de abordar con seriedad los grandes retos que tiene planteada la Iglesia en esta nueva etapa histórica, en pena crisis sistémica que afecta el plano económico, político, social, ecológico y moral. Una pregunta de fondo late, clara y concisa: ¿Qué palabra puede aportar la iglesia en un mundo que cruje? O dicho de otro modo: ¿Podrá ser sal y luz en el mundo actual?